Hará cosa de un mes leí por Internet el mensaje, que se hizo viral, de un indignado con el comportamiento de la juventud. Cuestionaba la conducta de los padres en relación a la educación de los hijos. Y es que sí, señores, tal vez, empecinándonos en darles lo mejor, o todo aquello que no tuvimos, estamos convirtiendo a esos seres que tanto amamos en unos inútiles incapaces de dar un palo al agua. Lo tienen todo tan fácil que no tiene ni idea de lo que vale un peine. ¿A eso no se le llama malcriar?
He reducido la carta, pero viene a ser:
Niñatos de diez años con móviles de 600 euros, crías de quince con extensiones de pelo de 500 euros, imberbes de dieciocho con cochazos de 24.000…Y mientras los padres, o sin trabajo o con trabajos con sueldos de mierda, con la misma ropa año tras año…Les damos la libertad de decidir que no tuvimos, estudios que no tuvimos, y muchas más cosas que nosotros solo pudimos soñar. Esa es la buena educación. Lo demás es malcriarlos…y deformar la realidad de sus vidas, ya que vivirán más acomodados de niños que de adultos…
Yo no he llegado a vivir la falta de libertad, pero estoy totalmente de acuerdo con esta queja. Por poner un ejemplo me remonto a cuando era pequeña: mis padres no tenían en cuenta mi opinión a la hora de decidir qué íbamos a hacer el fin de semana. Mi obligación era obedecer y punto.
Ahora parece que tenemos que conseguir la felicidad de nuestros hijos a toda costa. Hasta los diez o doce años hay que llevarlos todos los domingos a jugar al futbol, al ballet o a casa del amiguito de turno; eso, cuando no tienes que invitar tú a la fiesta de pijamas. No importa que estés reventada de toda la semana y que ese día te duela la cabeza. Tu deber es que tus hijos no sufran ni un ápice.
Crecen y tienen que salir. Es fundamental que en el bolsillo lleven dinero…y un móvil… en condiciones; no sea cosa que sus amistades vayan a pensar mal de ellos. Y no es que tú lo consideres necesario; son ellos los que te obligan a que lo veas así.Aquí hago un inciso porque seguro que alguno de vosotros piensa que exagero, que con cualquier modelo que les haga el papel se conforman. Pues es posible que existan esos chicos, sí, pero conozco a otros que no solo se fijan en si es iPhone o «Notifixis», es que con catorce años, para salir un rato por la tarde, solo se mueven en taxi!!! El autobús es para la chusma.
Ah! Y a esta edad ya empiezan con las marcas de ropa. Agárrate que viene curvas… E intuyo que en este capítulo las niñas son peores.
Y cuidado con pagar viajes a Inglaterra o Estados Unidos, o colegios británicos. No sería la primera vez que he visto corregir (y mofarse) en público ante la inexacta pronunciación de un progenitor. Ahora saben más que tú.
Se acercan a los dieciocho y aquí ya es la hecatombe. Os voy a ilustrar con una anécdota que sucedió hace más o menos un año y que con toda naturalidad me contó la madre de uno de los implicados. Dos chicos, terminando primero de bachiller, les cuentan a sus padres que su mayor anhelo es estudiar Administración y Dirección de Empresas en ESADE, prestigiosa universidad ubicada en Barcelona. Es fundamental que acudan a una interesante charla informativa que tiene lugar un sábado en dicho centro. Casualmente, ese mismo día, se celebra un emocionante partido de futbol entre un equipo valenciano, no recuerdo exactamente cuál, y el Barça.
Mi amiga, que está divorciada, tiene que quedar con el padre del otro chico para sacar los billetes de tren y cuando se ven, este señor le dice que le tiene que pagar 150 euros por la entrada del partido. Y es que, claro, los chavales tienen que ir a tribuna. Con dieciséis o diecisiete años ya no están para ir a general de pie…
Su hijo le cuenta que su padre le había prometido que se lo pagaría él. A la tonta de la madre no le quedó más remedio que apoquinar.
Así que si sumamos los 150 euros de la entrada, más los cien que les soltaron porque tenían que comer, más los cincuenta euritos del tren, por unos trescientos euros en un día los niños podían tener la seguridad de saber si realmente estaban convencidos de que en ESADE estaba su futuro. Para el que tenga interés aclaro que no van a estudiar ahí. Ni siquiera se presentaron a las pruebas de acceso. Aunque es posible que aquella charla fuese decisiva…
No sé si a mi amiga le devolvieron el dinero; me da igual. Lo curioso, para mí, es resolver las dos cuestiones que me planteo:
1- ¿Tiene algo que ver que los padres estén divorciados?
2- ¿Es posible que a algún padre le sea más cómodo soltar la pasta y que lo dejen en paz?
Creo que en los dos casos la respuesta es sí. Es más fácil manipular a los padres, sobre todo si no se llevan bien, desde esa posición de poder y, si lo puedes pagar, quitarte de encima a esos adolescentes que tantos quebraderos de cabeza te dan. Educar es ardua tarea…
Triste, pero real. Y si digo que lo veo triste es porque esos futuros adultos se van a pegar tal castañazo que no los va a conocer ni la madre que los parió. En la vida real los billetes no caen del cielo y la mayoría de las veces no hay segundas oportunidades. En la vida tiene que haber un esfuerzo que es el que te forja. Me da igual si es con el tesón del estudio, acompañando a tu abuela al médico o ahorrando la paga semanal. Si no tienen ni la más remota idea de lo que es, van apañados.
Es cierto que he comentado de gente con un nivel adquisitivo alto, pero aquí no se libra nadie de malcriar a los hijos. Conozco otro caso de gente que se ha hipotecado para pagar el aumento de pecho de su hija. Eso, por no hablar de otros que piden préstamos para que su niña sea fallera mayor y se gastan auténticas fortunas en trajes. ¡Increíble! Y otro, el de unos padres que le compraron una casa a su hijo, totalmente fuera de sus posibilidades, imagino que para demostrar su poderío ante los demás. Sobra decir que perdieron la casa.
Otro de los motivos de malcriar: reflejar en ellos lo que tú no pudiste alcanzar. Así que los motivos para malcriar son variopintos. En general todos queremos lo mejor para nuestros hijos y sacrificamos caprichos para dárselos a ellos. Pero alerta con los excesos y no pequemos de tolerancia. A veces, reconozcámoslo, es una forma rápida de quitarnos un problema de encima o una falsa manera de superar nuestras frustraciones. No olvidemos que: pan para hoy puede significar hambre para mañana.
Bufff.,Eugenia, has puesto el dedo en una llaga que supera,estoy de acuerdo contigo al 100%.¿motivos?,creo que los has expuesto todos.En las clases altas, evidentemente los niños van a un colegio que vale un pastón y los padres son los primeros que tienen que aparentar,las clases de tenis o paddel,la ropa de marca y los niños tienen que salir cada fin de semana y muchas veces,obviando su obligación que es,solamente estudiar. En las clases medias los padres evidentemente tratan de que los hijos tengan eso que ellos no tuvieron. Te cuento una historia propia, mi hija de pequeñita nos pedía que le compraremos cosas, un día le dije que no teníamos dinero, con su inocencia me dijo – Papá ves a la máquina del Banco y te lo dará- A partir de hay tuvimos una charla con ella tratando de explicarle, bajo su entendimiento una explicación. Los críos desde pequeños tienen que aprender a valorar el coste de las cosas y que para obtener las se requiere un esfuerzo.Su trabajo es estudiar y si tiene capacidad sacarlo adelante, si cumple una paga semanal y que aprenda a organizarse.Tambien hay que tener en cuenta el comportamiento y educación. Ejemplo en casa, particularmente me vio con una edad haciendo unos cursos no de ESA DE no me llegaba para ello pero si en EMI los fines de semana. Hoy mi hija tiene un buen trabajo y a mi nieto le inculca esos mismos principios, el del esfuerzo, lo que consigues sin esfuerzo no lo valoras. Y podríamos seguir hablando durante horas. Muy bueno y acertado tu artículo, me encanta leerte. Un abrazo
Gracias, Aga, este es un tema que se suele pasar por alto y está al cabo de la calle. Como bien apuntas, es un tema educacional y por tanto somos los padres los responsables de la misma. Si se les corta el grifo y les enseñamos a valorar las cosas, les estamos ayudando a alcanzar un futuro brillante (o eso espero). Un abrazo!!